miércoles, 17 de agosto de 2011

El poema oscila en elevarse o caer







FAENA DE APRENDIZ
              

La tetera negra
Hierve en el fogón 
Inventando burbujitas
Entre el humo
De previsores olores.

La radio sintoniza
Las voces que se ocultan
Entre el discurso.
Gesticulando las eléctricas
Propagandas del mes.

El cuello almidonado
De la camisa.
Hace su presencia
En el centro
De la mesa.

Una estufa externa
Al arder
Junto al carbón. 

Presiente la calentura
Disparatada de la plancha.
Seduciendo
Los amorfos hierros.

La tetera advierte
El pitazo
Del té.

Las manos
De  aprendiz.
Amolda
En rompecabezas
Los cortes de camisa.

Dibujando arrugas
En los puños.

El golpe de vapor
Eructa frente
A la poesía.

El alisado plancha
Las palabras
 Que intentan pervivir
Bajo el guardián del paño.
Nido agitador
De botones, hilos y costuras.
Se revelan
Del patético
Oficio de la casa.

Wilson Díaz

Los hermanos



Olho para a chuva que não quer cessar
Nela vejo o meu amor
Esta chuva ingrata que não vai parar
Pra aliviar a minha dor


Y ahora, allende los malos tiempos
Vuelvo a sentir las duras siluetas del barrio El Claret
La casa barroca de adoquines y rombos con la fachada estrecha
La lluvia que decían tenía orín de perro, porque caía
De terrazas inalcanzables
Pero ahora es agosto y me siento viejo
Al lado de mi padre
Conversando sobre las mujeres inútiles
Y le daba la razón
Ya que sabía mejor que yo
Elevar una cometa
Cómo disfruté de lavarme las manos allí
Hacía tantos años
Las costras de algodón de azúcar
Bogando por la corriente calle abajo
Y en el cielo las gotas en desbandada
Cayendo como flechas en mis ojos sin dolor
Cómo disfruté de lavarme las manos allí
Porque junto a las mías
Estaban las manos de mi hermano
Que esperaban.
Nunca volveré a tener un amor semejante
Por la lluvia.

Alex Ramírez

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