sábado, 27 de febrero de 2010

_________Apuntes de la parca___________

A pasos corta

Por Yesidt Pabuence.

la muerte como el gran misterio de la vida, nos acecha sin respiración en el momento indicado y nosotros a su vez la acechamos en el instante menos deseado. Nadie la conoce pero ella sí sabe de nosotros. ¿Acaso qué es la vida, la que se cambia o se vende, la que mañana será y pasado se niega? ¿Quién eres tú en la mirada del asesino?
En las siguientes historias podríamos despertar en el pensamiento del asesino, o en los pasos de la víctima. Nos mantenemos al margen juzgar los hechos ocurridos en las diferentes historias, pero sin olvidar que somos parte de ellas.


Lágrima en el péndulo

Aprieto los ojos
atraganto el dedo
y vomito

La mirona se soba los pies
desde el retrete ríe cuando estornudo
La soledad
Ese dolor oculto en la piel
aparece en el eco de los recuerdos

Es otra forma de morir
de permanecer aquí
adentro
ausente
ajeno de Dios

Ahora un leve quejido
Después de todo
quién puede remediar
el veneno de un viejo amor.

________Violent books_________

Seis Tumbas En Múnich

Mario Puzo

Novela.

Un vistazo en un morboso rótulo del club nocturno más de moda en Hamburgo y una Walther con silenciador calibre 9mm, la misma que acarició James Bond conocido también como el agente 007 se convertirá en la compañía más fiel y letal que tiene un asesino.

Del asesinato considerado como una de las bellas artes de Thomas De Quincey, este libro es la tensión más oscura y psicológica que debe saber un asesino. Rogan, el protagonista de esta novela lo sabe y a su vez lo lleva a la práctica. De torturado se transforma en torturador profesional. Las obsesiones íntimas, el dominio físico y filosófico en cada movimiento son estrategias que va elaborando a través de cada uno de sus asesinatos, el lector se obliga a seguirle la pista a cada tinta de sangre que se va desgranando en sus víctimas.

La mirada en la venganza se precipita en una búsqueda en clave descifrando la posición de la víctima y el victimario. Una tregua femenina se va incrustando con delicadeza en la vida de Rogan, pero a su vez es también la sombra que conoce sus debilidades y sus miedos.

Esta gran novela policiaca escrita originalmente por el autor de la saga de El Padrino, bajo el seudónimo de Mario Cleri nos transporta a la atmósfera sórdida del espionaje de los años cuarenta. Michael Rogan ingresa a la Sección de Inteligencia del Ejército Americano, poco después de casarse con Christine. Su misión secreta es el desciframiento de mensajes. Pero por un error fatal cae, junto a Christine en manos de la Gestapo para acabar en el Palacio de Justicia de Múnich asediado por siete verdugos que lo interrogan para que revele las claves de los códigos americanos. Diez años después, en 1955 dará comienzo a su despiadada cacería.


Wilson Díaz

martes, 23 de febrero de 2010

___________Cuentos de serie B___________

Tilo y Anny


Cerró la puerta con el mayor cuidado, metió las llaves en uno de sus bolsillos y comenzó a pasos lentos, rozando los ladrillos del piso, intentando en el fondo ser un ciudadano normal.

Sus pasos mecánicos lo llevaron al parque, atravesó sus puertas con una sonrisa inocente que imploraba alguien recibiera, más no sería por mucho; un paso más para descubrir el grupo de abuelos que rodeaban el parque -¡Qué estúpido!- pensó -ancianos en un parque- , suficiente para mutar su cara hasta no creer que podía sonreír con el mismo aliento que lo hacía odiar.

Siguió caminando con desánimo cuando encontró que su silla estaba ocupada por una pequeña figura: cabellos negros, con rizos que parecían un infinito oleaje, hebillas azules a cada lado de las sienes, no tendría que acercarse para ver su negra piel liza, que abajo se transformaba en el rojo de su vestido, que ajustaba todo su cuerpo, dejándole ver las formas prohibidas, que lo hicieron llevarse los dedos a la boca para lamerlos: -cinco años-, balbuceó intranquilo.

Giró entonces y con pasos largos dio una vuelta al parque, fijándose en cada persona que allí estaba, procuró sin embargo no detenerse a mirar a nadie. Luego caminó hacia la silla y se detuvo frente a esta:

-¿Puedo sentarme?

-Sí, sí señor.

Curvó su boca gentil pero miró rápidamente al suelo esquivando así los ojos de la niña, que tenía sobre aquella silla ollitas, platicos y vasos, y dos muñecos que tenían un palito en sus manos, asemejando cubiertos.

-¿Es el Papá?

Y permitiéndole ver sus perfectos dientes de leche le dijo:

-Sí, es el Papá y ella es la Mamá, ¿si los ve? –Se están comiendo el desayuno porque él se va a trabajar y llega hasta por la noche.

-¿Y la Mamá se queda o se va con él?

-No, se queda, no ve que se queda cuidándome, bueno –rió fuerte-, cuidando la hijita de ella.

-¿Y la hijita?

-¿Dónde está la hijita?

-¡Hay! Es que no la traje; Y no ve que si me voy me roban mis juguetes, por eso no la puedo traer.

-¿Luego vives muy lejos? Porque si no yo puedo cuidártelos.

-No, es allá mire, -Señaló con el dedo- por esas cuadritas de allá.

-Yo vivo en esa casa, la café, si la ves?

-Sí.

-Es más cerca y mi hija tiene muchas muñequitas que podrían ser la hijita, si quieres vamos y la escoges.

La niña lo miró seria y fijamente, enojada:

-Yo no voy con usted a ninguna parte.

Sintió que sus párpados cayeron pesados, como el frío que recorrió toda su piel por un segundo, y mirándola de nuevo, teniendo en su mente sólo la primera imagen de ella, le contestó un poco tarde, (imperceptiblemente tarde):

-No te preocupes, vamos que yo también necesito sacar un libro que se me olvidó traer. De paso compramos algo para la sed, ¿quieres?

Probablemente era este el instante que más temía, el de la victoria inconsciente, que desencadenaría el enorme miedo escondido; de los trayectos a la casa que estuviere ocupando cada vez; o peor aún, fracasar, despedirse amablemente en el mejor de los casos, (había niños que gritaban o lloraban alterados, y lo asustaban tanto que apenas podía huir).

-Bueno, vamos pero no nos demoramos porque me tengo que entrar.

-Sí. Tranquila.

Caminaron, llegaron a la casa, sacó las llaves de su bolsillo:

-Aaay, tan bonito el llavero, ¿me lo deja ver?

-Sí.

Entraron, le señaló una silla mientras cerraba, le dio el llavero:

-Voy por las muñecas.

-Mira, aquí están. Traje este jugo y mejor ahora compramos helado; tómatelo.

Salió de la casa a eso de las cinco. Al frente, en el parque, había dos motos y cuatro policías, y una señora gritando y llorando.

Caminó mucho, bebió mucho esa noche, les contó a sus compañeros de bebida que pronto se iría de la ciudad, qué lástima no haberles conocido antes, pero igual, él viajaba mucho.

Sacó el cadáver a eso de las tres de la mañana, volvió a entrar, y a las cuatro tomó un bus hacia la terminal de intermunicipales y compró un tiquete de vuelta a su pueblo.


Carolina Castro Bermúdez.



miércoles, 17 de febrero de 2010

Crónica Usmeña

Laura cuenta hasta cero, desde cien.

Por Alexander Ramírez.

Un movimiento mal calculado es la antesala a una serie de acontecimientos donde ya no puedes echar el tiempo atrás: Andrés León fue asesinado junto al barrio Nebraska, localidad de Usme, en una serie de escaleras que comunican la avenida caracas con el barrio, oculto parcialmente por el centro comercial Altavista y el supermercado Éxito. Por ese agujero negro pasaba Andrés con dos amigos para recoger a su hermana Leidy, para cubrirla: llegar al Éxito con vida. Dos jóvenes más suben a la distancia. Alfil 2 a peón 5…


Andrés no gustaba del ajedrez, gustaba de jugar a las escondidas y al rejito quemado, jugaba con un parche largo, entre ellos Roque, Maira y Laura, una mujer futura madre de familia, que ha querido compartir esta historia conmigo.

A Laura la han rodeado las historias trágicas de sus amigos desde muy joven, ha sido testigo de la desidia y la impunidad en un barrio ubicado en los cerros orientales, en la localidad de Usme, donde ha vivido desde niña, donde la mayoría de sus habitantes permanecen porque han luchado por hacerse un lugar digno donde vivir, donde echar raíces y formar comunidad. Historias como la de Roque, al que el hermano se le tiró por un barranco y él no lo pudo soportar, meses después apareció envenenado con una infusión voluntaria, o Pedro Luis Balbuena, muerto a puñaladas en el barrio la Fiscala hace apenas una semana, todo por unos fósforos. No alcanzó a salvar patria, y la patria no lo hizo por él. Yo ando al lado de Laura todos los días y me hago a la idea de no temerle a la muerte, porque nunca me ha tocado cerca, porque voy a los velorios simplemente para hacer visita, por eso no voy, y no me aflijo, la procesión va por dentro. Laura, Roque, Andrés…

-Matemos a este mariguanero- dijeron los dos jóvenes, uno de ellos armado, que sin otro motivo (si se le puede llamar así) emprendieron contra Andrés y sus dos amigos, Tacuma y Chico. Pero Andrés no era ningún marihuanero, estaba por terminar su carrera universitaria en la UNAD. Los tres amigos corrieron, no estaban jugando rejito quemado: Chico, como presintiendo la trayectoria, sintiendo el calor en su tejido muscular, se lanzó en un matorral al escuchar un balazo, corrió cuesta abajo sin parar, escuchando los disparos a su espalda. Pero Tacuma no tuvo ese presentimiento, tuvo una gran intuición, su sentido de supervivencia supo que algunos animales no atacan si su presa yace inmóvil, si parece haber muerto. Se Arrojó al pasto al recibir una bala en el brazo y no se movió, se volvió todo oídos, testigo auditivo de las imprecaciones injustas contra su compañero de caminos, de juegos interminables que a pesar de sus variaciones eran siempre los mismos.

-Lala, se murió Andrés.

Le dijeron a Laura y ella no lo creyó, pensó en otro Andrés, uno que no conocía o que en la cadena de malentendidos o circunstancias confundió u olvidó o no quería recordar, otro Andrés que no era su amigo desde chiquitos, uno de los miles de Andrés que pueden existir en Bogotá y conocerse en un instante cualquiera.

-Andrés, el hermano de las Aguepanelas-…ya no había duda.

Cuando el padre de Andrés se enteró, estaba detenido en la cárcel la picota por alimentos. Nadie sabía que él estaba en la cárcel. La demanda se la puso su hija cuando cumplió los dieciocho años, y la retiró para que su padre pudiera ir a la velación de Andrés, pero el proceso burocrático era muy lento para el ritmo de una velación. La carroza fúnebre, tres buses, 10 taxis y ocho carros particulares hacían parte de la procesión que llegó a las tres de la tarde a la cárcel la Picota. El padre de Andrés, conocido como Mac Gyver, lo sacaron de su celda esposado, caminó por pasillos hasta salir del claustro y llegar donde estaba la carroza. Tenía 10 minutos para ver el cuerpo de su hijo. Quedó arrodillado y llorando cuando se llevaron a Andrés. Si hubiera sido Mac Gyver, el personaje de la serie Norteamericana, hubiera podido deshacerse de las esposas, golpear a los guardas y disfrazarse de uno de ellos para finalmente salir dentro de la carroza, bien librado, sin un rasguño, poder compartir el dolor de su esposa, estar con Andrés hasta el último momento, con la insatisfacción de no poder devolverle la vida, a pesar de toda su destreza.

Son ya varios los amigos de Laura, que sin ser mencionados aquí, hacen parte de la gran lista de los jóvenes muertos en Usme por fenómenos como la delincuencia juvenil, la venganza entre pandillas, los falsos positivos o la limpieza social, fenómenos que no son aislados y recorren barrios, veredas, comunas y corregimientos a lo largo y ancho del país sin buscar una solución por parte del estado, pero encontrando acciones de resistencia y de organización por parte de sus habitantes, como el concierto dado el pasado19 de diciembre, en memoria de cuatro jóvenes muertos en la cancha de barrio Betania por grupos de limpieza social; concierto donde la música Hip hop reunió a más de cien jóvenes que como Laura no quieren ver que más amigos o familiares sigan desapareciendo. Cuando sale de su trabajo, Laura se preocupa de subir al barrio sin dar papaya, coger un carrito que la suba, ya que los alimentadores de Transmilenio no llegan hasta su casa, o se va acompañada de su amiga Maira, por una ruta, que aunque no es la más rápida, no es tan insegura; ahora se preocupa principalmente en su salud, para que su hijo nazca sano y pueda jugar a las escondidas con sus futuros amigos y un dia pueda decir:”un, dos, tres, por Andrés”.

Crónica roja.

Abierta la caja
Por Wilson Diaz

La oreja de la taza de té que sostengo entre mis dedos y el humo adormecido que humedecen las palmas de mis manos, me remonta al asesinato más estremecedor de la década del cuarenta.

Buenaventura Nepomuceno Matallana el autor material de uno de los crímenes más impactantes en la historia del país, arde en mi cabeza lentamente atravesando los retazos de mis recuerdos.
Un aliento amargo se estaciona en mis labios, el sombrero Chambergo de copa acampanada y ala ancha se enluta sobre mi cabeza. Las sombras de mis zapatos me conducen al cuarto oscuro, para buscar entre miles de carpetas las fotografías más ensangrentadas que circularon en el diario EL Espectador. Luego abro la caja de cartón muy cuidadosamente para no dejar escapar cada cadáver deseando contar su muerte.
Uno fragmentos de noticias sobre la mesa que van apareciendo entre mis dedos, clasificándolos por fechas, señalando con el lápiz rojo los nombres de las víctimas, los lugares donde empezaron sus desapariciones. La voz del “Doctor Mata” hace un eco mudo en mis espaldas con el característico silencio que tienen los asesinos para narrar su historia.
Un suspiro profundo se desborda sobre mi quijada, mis ojos buscan la sombra del asesino.
La encuentro y me siento con firmeza en el sillón de cuero color rojo, delante de ella para desenmascarar sus palabras.




Un niño abandonado.

Según una partida de bautismo, nació en Chiquinquirá Buenaventura Nepomuceno hijo de madre soltera que le dio su Matallana en septiembre de 1891, apellido. Otra versión indica que realmente nació en la vecina población de Caldas, Boyacá, donde Fue hallado un recién nacido en Zarzal, envuelto en una ruana de lana y en un traje femenino de seda. El Expósito Fue encontrado por una niña de diez años, hija de una de las principales familias de la población, quien lo oculto por Algún tiempo, hasta Qué fue descubierta por sus padres. La niña les pidio que se lo dejasen y con el correr del tiempo se convirtió en su madre adoptiva.
Posteriormente ella se casó ya los treinta años le Fue diagnosticada lepra, una enfermedad que padecía También una de sus hermanas mayores. En 1913, Cuando Nepomuceno Tenía 22 años, su madre Adopción por Ingreso al Lazareto de Agua de Dios, en donde murió en 1944. Nepomuceno nunca la olvidó, y Aunque poco la visitaba, de cuando en cuando le enviaba Algún dinero.
Nunca la olvidó, pero de ella Rechazo Que lo tratara como un hijo. En una de las últimas cartas que Aquella mujer Recibió en Agua de Dios, Matallana le pediría: "No me dé más el tratamiento de hijo. Usted allá en su destierro, con su enfermedad, y yo aquí Atendiendo mis Ocupaciones. En cuanto Pueda, le mandaré lo que necesita, pero no me llamé más hijo ".
Casi al tiempo que su madre adoptiva Partió para Agua de Dios, Nepomuceno Matallana contrajo matrimonio con Gregoria de Sarmiento, Una Mujer Que Tenía más del doble de su edad pero que poseía Algunos bienes de fortuna. Gregoria Fue abandonada A LOS Pocos años de la boda y alcanzo más de ochenta años de edad. Durante mucho tiempo dependió de los pequeños auxilios económicos que le entregaba Matallana, conoció al sureste de sus amantes, y el alcalde acepto con naturalidad la convivencia de su esposo con ellas. De las amantes de Matallana, la más sienten Fue Lucy, quién le perdono todo, hasta que mantuviera amoríos con su ex secretaria, la "mona Cecilia", con la Qué hizo amistad en la cárcel Cuando eran investigadas por Los crímenes que había Cometido su compañero. Lucy estuvo por más de una década pendiente de la suerte de Nepomuceno en el presidio y se encargo de su entierro.






Matallana, jefe de cuadrilla.

Matallana Empezó a infringir el Código Penal en el municipio de Caldas Boyacá, en la década de 1920. Allí, como secretario de la Alcaldía Alcanzo conocimiento de leyes y códigos, y en poco tiempo se convirtió en gamonal y tinterillo. Se cuenta que en este lugar de criminales que defendía y los escondía en su casa, que se apropiaba de pertenencias dejadas A su custodia, y que se adueñó de los bienes de una mujer campesina, aparentemente involucrada en la muerte de su esposo, prometiéndole que la pararía de problemas judiciales una Condición de que le escriturara sus propiedades. En Aquella población También Fue Acusado de haber estafado al sacerdote del lugar Cuándo fue nombrado REMATADOR de diezmos y primicias de dos veredas de la población, y de haber atentado contra el mismo con una bomba de dinamita.
Sin embargo, la acusación mas seria que se le Hizo Fue la de conformar una cuadrilla de criminales que azoló la Región con los guardias de asalto entre 1916 y 1924. Esta cuadrilla Fue Sindicada de la matanza ocurrida en Caldas, Boyacá, en una semana santa, a la salida del sermón de las "Siete palabras". Fidel Perilla Barreto, Juez Primero del Circuito de Chiquinquirá POR ESTOS años, y que conoció por Algún tiempo del caso, contaría que el "hombre fiera" había ensangrentado Las Palabras de Dios a balazos.

Arrestado Matallana Y fue al poco tiempo se FUGO de la cárcel, desviando la investigación REALIZANDO varias maniobras, incriminando DE LAS NACIONES UNIDAS inocentes y Fabricando un expediente falso. Sin embargo, en 1925, Matallana DECLARADO Fue absuelto por el Juzgado Segundo Superior de Tunja por falta de pruebas. Igual suerte Tuvo En otros tres expedientes criminales en su contra, abiertos en esos años por varios Delitos Cometidos en Caldas y Chiquinquirá, Boyacá. En otro más, Proceso, iniciado en Bogotá en 1928 por denuncia Presentada por el Banco Hipotecario de Colombia, por Delitos de estafa y falsedad, tampoco Fue Condenado.






El método del "Doctor Muerte".

De Las Víctimas de Matallana solitarios Fueron adinerados, el "Doctor Muerte" Víctimas de las Naciones Unidas estudiaba y sus aprovechaba su debilidad.
Instalado ya en Bogotá, desarrollo en juego un sistema de su invención. Escogía A sus Víctimas entre fichas sueltas de la sociedad. Así cayó un proxeneta en Uso de Retiro, un homosexual cayó Adinerado que vivia lejos de su familia; cayó También el propietario de una bomba de gasolina, separado de su mujer y sus hijos; dos hacendados Cayeron, enemigos entre ellos el pecado y parientes cercanos ; Cayeron varios más y, finalmente, le correspondió el turno a don Alfredo Forero Vanegas, cambalachero y negociante, ya alcalde de 60 años y distanciado de su esposa y su hija. En todos estos casos se contó con la ayuda EFICAZ Y sentir de un peón llamado Hipólito Herrera.



Orejas arrancadas

Ayer, en la Región de "Calderitas" al oriente de Usme, en un paraje apartadísimo, fué encontrado enterrado el cadáver de don Alfredo Forero y el autor material del crimen, Matallana confesó al detective Capote en todos sus detalles el asesinato espantable.
Siempre Desee un ángel de la guarda, y por obra de mi profesión Apareció don Alfredo Forero, pero un Los Ángeles también les llega su hora. Lo Trate con mucha decencia hasta que llegamos al páramo, le comentaba de mis aviones que Tenía en curso. Le pedí sin levantar la voz que se desnudara con mucha paciencia, que no me hiciera enojar Porque se me Salía la fiera Tenía que adentro. Que tan solo firmara el cheque de 5.500 Dólares con la pluma que le Alcance; no deseaba Ningún Para hacerle daño pero su rebeldía me hizo enojar. Le hice unos cortes notablemente hasta las Mejillas si así se ablandaba. Lo miraba con desprecio, me repugnaba su actitud, lo obligue agarrándolo del pelo para que firmara, su rostro Empiezo a desaparecer, sus ojos Se fueron volviendo agua.

Finalmente firmo pero Después de tanta espera decidí despedazarlo un puñaladas, luego le arranque las orejas con mucha precisión porque me fascina la fiesta brava y por último arranque un dedo ya que Llevaba un anillo muy costoso. En el apartado lugar, en una fosa que ya había sido cavada con anterioridad, lo enterramos con Hipólito para borrar todas las huellas y para hacer imposible la identificación, destruimos las ropas arrojándolas a un precipicio. En la misma orilla del abismo nos comimos la gallina que Mercedes López le había preparado un don Alfredo antes de haber caído en mis garras.
Apodado "Fiera hombre" Aquel famoso criminal de la primera década del siglo XX, Acusado de asesinar a 35 personas, Ningún otro asesino en serie había impresionado tanto a la sociedad colombiana como el "Doctor Mata", con quien es comparado con Henri Ladrú Y Fue Jack el Destripador.

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