martes, 6 de octubre de 2009

Javier Huérfano

Todos los días nacen y mueren poetas.


Por Yesidt Pabuence.

, Javier Huérfano, nace en Calarcá Quindío, en 1950 y decidir a los 18 años probar suerte y conquistar esta ciudad. Ahora es más del altiplano que sus colegas, que pregonan ser los hijos de los círculos poéticos que ensalzaron la Atenas Suramericana siempre soñada. Entre los muchos Acontecimientos que hasta hoy nos aguardan, institucionalizados por la violencia, la corrupción parasitada en la política, que devasta el ánimo civilizado, pero no lo suprime en este joven de provincia. La guerra se va renovando y cambia de traje como el que viene del campo con ruana para Ponerse la corbata para ciudad, las malas inhibiciones del ser, los prejuicios de la moral y las buenas costumbres.

Su obra en diversos sentidos, Libertades ejerce ya irrenunciables, Opuestas A Su Tiempo sociales, que insistía en negarlas, en palabras suyas las repito. "Somos malos poetas Porque no nos atrevemos un renunciar, Porque el que mira Entra a hurtadillas y a coquitos haciendose llamar poeta, pero nunca se Enfrenta con la tragedia o felicidad de la poesía".

N Podría decir si Debido a esto es su estar fuera de órbita o círculos intelectuales, esta es su postura frente al arte, estoy seguro que esta renuncia es la materia prima para su literatura. Siempre he pensado que sus poemarios diario un hijo, una bitácora del hombre que se atreve con Devoción a todo devorarlo, y lo que sus corroboro cuando me repite "Libros de 25 años son más maduros que su hijo de 25". No veo distancia entre el yo de los poemas al yo de la realidad.



Un día embarqué
mis sueños
donde
no han dejado de soñar.

(somos vagos eternos del vacío)

otro día no habrá besos
solo estaré
Con las horas estacionado
y
con
Antifaz de bufón triste


Su vanidad es una precocidad intelectual, es una trayectoria tan accidentada que necesita de una fijeza utópica, Porque no es viable para cualquiera que posea sus sentidos en orden y se Haga escritor llamar, de vivir de lo que escribe. Su terquedad se Niega a morir con él, de ser un mueble más de la casa, ahora entiendo su Frese "Todo, absolutamente todo, hasta la maldita muerte nos llega tarde". Esta necedad frente a la realidad Hizo que su primer libro "Visiones" lo vendiera casi de puerta en puerta.

Tenía razón más por su maestro de 10 años Luis Vidales lo bautizara como "Huérfano de todo, menos de Poesía". Este niño hombre, nos enseña que escribir es un acto de Devoción, de libertad, Porque la poesía es el misterio del hombre, no una cajita llena de metáforas con palabras bonitas sino todo lo contrario, la poesía es semejante, al hombre, se construye para Nacer y destruirse de nuevo. No se muere, sólo se está vivenciando. Cuando me revela que para él la escritura es una frustración, Porque en el otro lado le Hará falta. Yo sólo Podría confesarle, Gracias Maestro por no Dejarnos huérfanos de su palabra. Hoy, es sólo un Pretexto para reafirmar que su ejemplo es un don y verdad su deber de las Naciones Unidas. Y este es uno de sus certeros poemas que me arrebatan mis palabras.



A veces el gigante que me Impulsa
un Abismos violar
se apiada de mí,
entona canciones de niñas inválidas,
Cierra la puerta del mundo
donde me derrito,
Donde caigo
desaparezco donde,
Cómplices no tengo
El pavimento blando me Eleva.
El gigante A veces me sacude,
me dicta estas palabras.

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